ANTONIO GRAMSCI

ANTONIO GRAMSCI 1891-1937


Ales, Cerdeña, 22 de enero de 1891 - Roma, 27 de abril de 1937) fue un político, pedagogo, filósofo y teórico marxista italiano.
Algunas palabras claves de la teoría gramsciana son: hegemonía, bloque histórico, la particular concepción de la crisis y su articulación con la revolución pasiva. Todos estos conceptos se encuentran articulados en la teoría de la hegemonía, de la crisis y de la revolución.
Gramsci es considerado por muchos como un "teórico de la coyuntura". Esta apreciación puede explicarse en parte por el intento de Gramsci de aprehender a cada sociedad como un concreto histórico. No aparece en Gramsci la eventual explicación o previsión de acontecimientos a través de leyes sociológicas, ni la posibilidad de explicar una formación histórica a partir de un modo de producción. Por el contrario, cada sociedad es un producto complejo que se condensa como sistema hegemónico en donde la estructura y superestructura forman un bloque histórico que se constituye como reflejo del conjunto de las relaciones sociales de producción. En este sentido, un grupo hegemónico es aquel que representa los intereses políticos del conjunto de grupos que dirige. La estructura, por consiguiente, es concebida como un conjunto de relaciones sociales en un determinado período histórico que marca el campo posible de un movimiento social.
Se le conoce principalmente por la elaboración del concepto de hegemonía y bloque hegemónico, así como por el énfasis que puso en el estudio de los aspectos culturales de la sociedad (la llamada superestructura en el marxismo clásico) como elemento desde el cual se podía realizar una acción política y como una de las formas de crear y reproducir la hegemonía.
Conocido en algunos espacios como el "marxista de las superestructuras", Gramsci atribuyó un papel central al agenciamiento infraestructura (base real de la sociedad, que incluye: fuerzas de producción y relaciones sociales de producción)/superestructura ("ideología", constituida por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad), a partir del concepto de "bloque/hegemónico".

 La hegemonía es, por lo tanto, el ejercicio de las funciones de dirección intelectual y moral unida a aquella del dominio del poder político. El problema para Gramsci está en comprender como puede el proletariado o en general una clase dominada, subalterna, volverse clase dirigente y ejercitar el poder político, a convertirse en una clase hegemónica.

Las clases subalternas – subproletariado, proletariado urbano, rural y también la pequeña burguesía – no están unificadas y su unificación ocurre solo cuando “se convierten en Estado”, cuando llegan a dirigir al Estado, de otra forma desarrollan una función discontinua y disgregada en la historia de la sociedad civil de los estados singulares. Su tendencia a la unificación “es despedazada continuamente por la iniciativa de los grupos dominantes” de los cuales ellas “sufren siempre la iniciativa, aún cuando se rebelen y se insurreccionen.

 La Conciencia de Clase Opuesta a la de la Iglesia y del idealismo italiano está la posición del marxismo, que “no tiende a mantener los simples en su filosofía primitiva del sentido común, sino conducirlos a una concepción superior de la vida”. Esto afirma la exigencia del contacto entre aquellos hombres que cumplen la función social de intelectuales y aquellos que no, para “construir un bloque intelectual y moral que haga políticamente posible un progreso intelectual de masa y no solo de escasos grupos intelectuales.

El hombre activo – o sea la clase obrera, - escribe Gramsci, “no tiene una clara conciencia teórica de su forma de obrar… su conciencia teórica hasta puede estar en contraste con su forma de obrar”; él obra prácticamente y en el mismo tiempo tiene una conciencia teórica heredada del pasado, acogida por lo más en un modo acrítico. La real comprensión crítica de sí mismo ocurre “a través de una lucha de hegemonías políticas, de direcciones contrastantes, primero en el campo de la ética, luego de la política para llegar a una elaboración superior de la propia concepción real”. La conciencia política, es decir el ser parte de una determinante fuerza hegemónica, “es la primera fase para una ulterior y progresiva autoconciencia donde teoría y práctica finalmente se unen.

 Para Gramsci, todos los hombres son intelectuales, considerando que “no hay actividad humana de la cual se pueda excluir de toda intervención intelectual, no se puede separar al homo faber del homo sapiens” en cuanto, independientemente de su profesión específica, cada quien es a su modo “un filosofo, un artista, un hombre de gusto, participa de una concepción del mundo, tiene una consciente línea moral” pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales.

Históricamente se forman categorías particulares de intelectuales, “especialmente en conexión con los grupos sociales más importantes y sufren elaboraciones más extensas y complejas en conexión con el grupo social dominante”. Un grupo social que tiende a la hegemonía lucha “por la asimilación y la conquista ideológica de los intelectuales tradicionales... tanto más rápida y eficaz cuanto más el grupo dado elabora simultáneamente los propios intelectuales orgánicos”.

El intelectual tradicional es el literato, el filósofo, el artista y por eso, nota Gramsci, “los periodistas, que dicen ser literatos, filósofos, artistas retienen también ser los verdaderos intelectuales”, mientras modernamente es la formación técnica la que sirve para formar la base del nuevo tipo de intelectuales, un “constructor, organizador, persuasor”, que debe llegar “de la técnica-trabajo a la técnica-ciencia y a la concepción humano-histórica, sin la cual permanece especialista y no se vuelve dirigente”. El grupo social emergente, que lucha por conquistar la hegemonía política, tiende a conquistar la propia ideología intelectual tradicional.



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