SOCIOLOGÍA DEL DERECHO
Principales tendencias en estratificación
Capítulo
11.- Tendencias de futuro en estratificación y desigualdad
social
Los datos
empíricos introducen una realidad abierta, con un periodo de cambios sociales,
políticos, económicos y tecnológicos que aún no ha finalizado, por lo que no se
ha establecido en expresiones suficientemente concretas. Nos encontramos frente
a un curso de cambio significativo, tan rápido y que afectan a tantos aspectos
de la vida cotidiana, que casi ha perdido la medida de su verdadero significado
y relevancia.
1.- Principales tendencias en
estratificación
Las nuevas
generaciones se han instalado en la conciencia del cambio, entre constantes
procesos de innovación, por lo que para muchos jóvenes lo extraordinario sería
que este curso evolutivo se frenara.
Los nuevos
componentes tecnológicos, dejan inservibles en poco tiempo a sus antecesores, en
unos ciclos cortos y permanentes de cambio. Un proceso tecnológico que impulsa
el cambio incesante de los hábitos de consumo, forma de trabajo, posibilidades
de ocio, las oportunidades de comunicación e interacción social, interiorización
de las modas y todo un cúmulo de pautas, conductas y formas de interactuar
socialmente.
Unas
previsiones sobre tendencias sociales que deben entenderse de manera
provisional, pues responden a procesos agudos de cambios. Las principales
investigaciones sobre Tendencias sociales apuntan en primer lugar, que en los
últimos años se ha intensificado las desigualdades globalmente, una importante
divergencia de salarios, incremento de la pobreza y la exclusión social, la
profunda fisura desigualatoria entre los países ricos y los pobres, el aumento
de las personas afectadas por situaciones de escasez o miseria extrema y
retrocesos sociales.
El paro
estructural de larga duración y los obstáculos que se encuentra un considerable
número de jóvenes y mujeres para obtener su primer empleo, junto al crecimiento
de los trabajos inseguros y con bajas remuneraciones, han establecido a la OIT a
denunciar la tendencia de empeoramiento a escala global de
las condiciones de empleo, y el incremento de los
<<empleos de baja productividad que
no permiten salir de la pobreza>>. Una situación que empeora
ostensiblemente la problemática de <<exclusión social>>, todo imbricado con el proceso de
globalización económica, que implanta una nueva dialéctica competitiva,
agudizando los riesgos de deslocalización.
Las
consecuencias del incremento de la exclusión social y el desempleo, están
comenzando a expresarse en un aumento de la violencia social, la marginación, la
delincuencia, las drogas, la quiebra de lazos sociales, la evolución
demográfica, etc. En relación con esta tendencia, un segundo bloque de
conclusiones es la plasmación de una sensibilización y preocupación incesante
por la complicada desigualdad y el desempleo. Unas previsiones sobre la marcha
desigualitaria, donde se distingue una tendencia hacia una creciente desigualdad
de ingresos y niveles de vida, con la base de una crisis del Estado de
Bienestar, y con un pronóstico de tensiones sociales ascendentes en expresiones
cada vez más diversas. Donde las sociedades de futuro se conforman hacia una
confluencia de situaciones de asimetría, dependencia, jerarquización donde
brotan nuevas manifestaciones de conflicto en torno a las dicotomías
jóvenes/mayores, hombres/mujeres, parados/personas con empleo, y las privaciones
como factor estratificador de primer nivel.
Paralelamente a la aparición de
las tendencias que apuntan a un incremento de la
desigualdad/exclusión/dualización social, desempleo, y los inherentes elementos
de desprotección social, con unas transformaciones que permite emerger un nuevo
modelo de sociedad La previsión de una robotización completa del 50% de las
operaciones de los sectores productivos más importantes, y la de un 15% de la
población activa efectuando su trabajo desde casa, configuran datos congruentes
sobre los resultados de la intensa modificación laboral que se está
constituyendo.
En oposición
el tercer bloque de términos que conllevan a subrayar la fragilidad de los lazos
de identidad y conciencia de clase. Una gran parte de la ciudadanía se inclina a
unificarse con ámbitos de referencias más laxos y de limitado contenido
ideológico, político y actitudinal.
Las
identificaciones directas de clase, se inclinan a desarrollarse hacia una mayor
inconsistencia, con un incremento de personas que se oponen a definir su
conciencia social, donde cada vez es menor la relación de quienes se autodefinen
como clase trabajadora, clase obrera o proletariado, y hasta los trabajadores
manuales en su adscripción como clase media.
El núcleo de
la estratificación en la que se establece al nivel del conflicto y el
antagonismo social, el cuarto bloque de referencia. Se prevé que en los próximos
años incrementará la violencia urbana, protestas y movilizaciones sociales,
conflictos racistas y xenófobos, promoviendo unos cambios considerables en el
plano político. Muchas voces antagónicas característica de un periodo de
transición, del modelo antiguo que no desaparece del todo, y de la emergencia
del nuevo, que queda por cristalizar. El factor de antagonismo social que aún
persiste sólidamente es el que obedece al conflicto tradicional de raíz
económica entre empresarios y directivos, la dialéctica empresarios-directivos o
entre ricos y pobres, pero que también se implantan nuevas expresiones del
antagonismo social entre jóvenes y adultos, entre parados y los ocupados y entre
hombre y mujeres. Y por último, emerge un nuevo foco de tensiones en aumento, de
raíz étnica y cultural, imbricado con la acentuación de los procesos
migratorios. Y donde se pronostica unas duras manifestaciones racistas y
xenófobas, agudizando la afiliación de los grupos más marginados de la sociedad,
un proceso de etnicización de la
pobreza.
La
naturaleza de la estratificación del empleo/desempleo, el incremento de las
infraclases, el surgimiento de nuevos focos de tensión y conflicto, etc. indican
hacia la propia plasmación de sociedades como la española, en su cambio desde
los tradicionales modelos ocupacionales y de empleo, propio de la etapa
industrial, hacia otros conectados con la nueva naturaleza de las sociedades
tecnológicas avanzadas.
En la
actualidad muchos jóvenes no se le permite su incorporación laboral, en
condiciones aceptables, pues los que lo consiguen sólo lo realizan en las peores
condiciones laborales y remuneratorias. Una juventud que es a la vez
protagonista y víctima de este periodo de cambio tecnológico y ocupacional,
conformándose un significativo grado generacional a la mecánica de la
desigualdad y la dualización social.
Por último
se establecen unas inconsistencias y contradicciones alrededor de la
problemática de la desigualdad social y las frágiles identificaciones de clase
constatadas.
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