IDEALES- WEBER
Max Weber |
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Tipo Ideal | ||
El concepto de tipo ideal se
sitúa en el punto de culminación de varias de las tendencias del
pensamiento de Weber. El tipo ideal está vinculado con la idea de
comprensión, pues todo tipo ideal es una organización de relaciones
inteligibles, propias de un conjunto histórico o de una realización de
acontecimientos. Por otra parte, el tipo ideal está vinculado con lo que
es característico de la sociedad y de la ciencia moderna, a saber, el
proceso de racionalización. La construcción de tipos ideales es una
expresión del esfuerzo de todas las disciplinas científicas para
conferir inteligibilidad a la materia, deduciendo de la misma la
racionalidad interna, y quizás aún construyendo esta racionalidad a
partir de una materia a medias informe. Finalmente, el tipo ideal se
relaciona también con la concepción analítica y parcial de la
causalidad. En efecto, el tipo ideal permite aprehender individuos
históricos o conjuntos históricos. Pero el tipo ideal es una aprehensión
parcial de un conjunto global. Mantiene el carácter parcial de toda
relación causal, aun en aquellos casos en que, aparentemente, abarca a
una sociedad entera.
La dificultad de la teoría de
Weber acerca del tipo ideal consiste en que se utiliza simultáneamente
este concepto para designar a todos los conceptos de las ciencias de la
cultura, y para precisar determinadas especies de conceptos. Por
consiguiente, creo que es más claro, aunque la distinción no aparece
explícitamente en la obra de Max Weber, distinguir la tendencia
ideal-típica de todos los conceptos de las ciencias de la cultura, y las
especies definidas de tipos ideales que él reconoce por lo menos
implícitamente.
Los tipos ideales se expresan
mediante definiciones que no se ajustan al modelo de la lógica
aristotélica. Un concepto histórico no conserva los caracteres que
presentan todos los individuos incluidos en la extensión del concepto,
y menos aun los caracteres medios de los individuos considerados; apunta
a lo típico, lo esencial. Cuando se afirma que los franceses son
indisciplinados e inteligentes, no se pretende decir que todos son
indisciplinados e inteligentes, lo que es improbable. Se quiere
reconstruir un individuo histórico, el francés, deduciendo ciertos
caracteres que parecen típicos y definen la originalidad del individuo.
O también cuando cierto filósofo escribe que los hombres son prometeicos,
que definen su futuro cobrando conciencia del pasado, y que la
existencia humana es compromiso, no pretende afirmar que todos los
hombres piensan su existencia apelando a una reflexión simultánea
acerca de lo que ha sido y lo que será. Sugiere que el liombre es
realmente hombre cuando se eleva a esta altura de reflexión y de
decisión. Trátese de la burocracia o del capitalismo, del régimen
democrático o de una nación particular, por ejemplo Alemania, no se
definirá el concepto por los caracteres comunes a todos los individuos
ni por los caracteres medios. Será una reconstrucción estilizada, el
aislamiento de los rasgos típicos.
La tendencia ideal-típica
está
vinculada con la filosofía general de Max Weber, e implica la relación
con los valores y la comprensión. Comprender al hombre histórico como
prometeico, es comprenderlo en relación con lo que nos parece decisivo,
es decir, su vocación misma. Para que sea posible denominar prometeico
al hombre histórico, es necesario suponer que se interroga acerca de
sí
mismo, de sus valores y de su vocación. La tendencia ideal típica es
inseparable del carácter comprensible de la conducta y la existencia
humana, al mismo tiempo que de la actividad inicial de las ciencias
de
la cultura, la relación con los valores.
Simplificando, podemos afirmar
que Max Weber denomina tipos ideales a tres clases de conceptos:
Una primera especie es la de
los tipos ideales de individuos históricos, por ejemplo el capitalismo
o la ciudad de Occidente. En este caso, el tipo ideal es la
reconstrucción inteligible de una realidad histórica global y singular;
global, porque se designa con el nombre de capitalismo al conjunto de un
régimen económico, y singular porque según Weber el capitalismo, en el
sentido en que él define este término, sólo se ha realizado plenamente
en las sociedades occidentales modernas. El tipo ideal de un individuo
histórico continúa siendo una reconstrucción parcial: el sociólogo
elige en el conjunto histórico cierto número de rasgos para constituir
un todo inteligible. La reconstrucción es una entre otras posibles, y no
toda la realidad se incorpora a la imagen mental del sociólogo.
Una segunda especie es la de
los tipos ideales que designan elementos abstractos de la realidad
histórica, hallados en elevado número de circunstancias. Cuando se
combinan, estos conceptos permiten caracterizar y comprender los
conjuntos históricos reales. La oposición entre estas dos especies de
tipos ideales se delineará claramente si se toma como ejemplo de la
primera especie el capitalismo y como ejemplo de la segunda
burocracia. Es el primer caso, se designa un
conjunto histórico, real y singular. En el segundo, se define un aspecto
de las instituciones políticas que no engloba a un régimen entero, y que
reaparece muchas veces, en diferentes momentos históricos.
Estos tipos ideales de los
elementos característicos de la sociedad se sitúan en diferentes
niveles de abstracción. En un nivel inferior, aparecen conceptos como
los de burocracia o feudalismo. En un nivel más elevado de abstracción,
figuran los tres tipos de dominio (racional, tradicional y carismático).
Se define cada uno de estos tres tipos por la motivación de la
obediencia o por la naturaleza de la legitimidad a la que el jefe
aspira. El dominio racional se justifica mediante las leyes y los
reglamentos; el dominio tradicional por la referencia al pasado y a la
costumbre; el dominio carismático por la virtud excepcional, casi
mágica, que posee el jefe y que le atribuyen los que lo siguen y se
consagran a él. Los tres tipos de dominio son ejemplos de conceptos a
los que podríamos denominar "atómicos". Se los utiliza como elementos
gracias a los cuales se reconstruyen y comprenden los regímenes
políticos concretos. La mayoría de estos últimos combinan elementos que
corresponden a estos tres tipos de dominio. Repitamos una vez más que,
precisamente porque la verdad es confusa, tenemos que abordarla con
ideas claras; porque los tipos se mezclan en la realidad, es necesario
definirlos rigurosamente; porque no existe un régimen que sea puramente
carismático o tradicional, en nuestro espíritu es necesario separar
rigurosamente estos dos tipos. La reconstrucción de los tipos ideales
es, no el fin de la investigación científica, sino un medio. Utilizando
conceptos rigurosamente definidos, medimos la distancia entre nuestros
conceptos y la realidad, y combinando conceptos múltiples aprehendemos
una realidad compleja. Finalmente, en un último nivel de abstracción,
hallamos los tipos de acto: el acto racional con respecto a los fines,
el acto racional con respecto a los valores, el acto tradicional, y el
acto afectivo.
Finalmente, la tercera especie
de tipos ideales está constituida por las reconstrucciones
racionalizantes de formas de conducta de un carácter particular. De
acuerdo con Max Weber, el conjunto de las proposiciones de la teoría
económica no es más que la reconstrucción ideal típica del modo en que
los sujetos se conducirían si fueran sujetos económicos puros. La teoría
económica piensa rigurosamente la conducta económica conforme a su
esencia y definida de manera precisa.
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